“En caso de persecución, toda persona tiene
derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”.
Declaración Universal de los DDHH. (Art. 14).
“Ningún Estado podrá poner a un refugiado en las
fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre”.
Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de la ONU. (Art. 33).
“Quedan prohibidas las expulsiones colectivas de
extranjeros”. Convenio Europeo de los Derechos Humanos. (Art. 4).
La guerra en Siria cumple 5 años, y para sus
habitantes, “futuro” es una palabra que muchos empiezan a
olvidar. Son miles de refugiados que escapan de la guerra llegando a
Europa donde tienen que librar otra lucha, la de no perder la
esperanza.
La fotografía la saqué este pasado verano en
Auschwitz-Birkenau, el mayor campo de concentración y exterminio de
la historia del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. En ella se
puede apreciar perfectamente el alambre de espino que rodea dicho
campo, el mismo que actualmente se puede ver en las fronteras
europeas.
Europa pisotea sus propias leyes y valores. No son
los refugiados quienes han cruzado la frontera, lo hemos hecho
nosotros.