Empieza a notarse, se termina el verano en el que recorrí lugares
desconocidos, muchas playas, bares y nuevas gentes, probar olas
desconocidas, fuera los problemas cotidianos, días y noches sin dormir,
muchas risas y algún llanto, pasos en la arena mientras se pone el sol,
esa piel morenita, mojitos y caipiriñas, relajarse tranquilamente para
sentirse con las energías recargadas. Se va esa alegría, esa luminosidad
y toca volver llevándome lo mejor, los recuerdos, las amistades y la
familia.
Entretanto, nos invade una sensación de nostalgia por los
momentos alegres vividos esos días y daremos paso al frío y crudo
invierno; las flores y los días nos dejarán de mostrar todo nuestro
esplendor y perfume, los mosquitos no harán acto de presencia para dejar
huella en nuestra piel, nuevos nombres para las tomentas, los días se
acortan y llega el momento de aprovechar al 100% las horas de luz que
provocarán madrugones para estar en la orilla o en el agua cuando
amanezca para sacar toda la fuerza y ánimo de ellas. Seguiremos pisando
la playa, notando esa agua fría como si se clavasen en la cabeza miles de
alfileres y nos deja pies y manos como piedras, olas con más fuerza con las que pelear, miles de disparos
buscando imágenes diferentes, menos noches de fiesta y más días edición
fotográfica, de sofá, manta y peli.
Cambian cosas que deben cambiarse, nuevos frentes se abren, semillas que empiezan a brotar.
Vivir la vida al máximo.
Visiones - Playa de El Palmar. Conil de la Frontera / Vejer. Costa de Cádiz